lunes, 14 de mayo de 2012

Cimientos de gloria

La temporada ha terminado y las sensaciones son buenas, se puede decir que la ilusión y confianza que este equipo generó en el madridismo desde la pretemporada se han visto justificadas. Faltó la Décima, que nunca estuvo tan cerca, pero se ha recuperado la sensación de grandeza en Europa, algo que no debió perderse nunca. Volvemos a estar ahí.


Se ha ganado la Liga con 9 puntos de ventaja sobre el que nos intentan vender como el mejor equipo de la historia (por cierto, ¿cuándo ha llegado ese equipo a los 100 puntos en Liga?) y con una superioridad manifiesta, ganando 32 partidos de 38 y perdiendo sólo 2, y marcando 121 goles, unas cifras que quedarán para la historia. Así como quedarán para la historia del club nombres como José Mourinho y Cristiano Ronaldo, los más odiados. No me olvido de los demás, pero sé que el triunfo de estos dos personajes defendiendo el escudo del Real Madrid escuece, y mucho, entre el periodismo y aficiones abiertamente antimadridistas y, por supuesto, en la Central Lechera.






Los números podrían dar a entender que ha sido una Liga fácil, pero no ha sido así. Ha sido un triunfo contra todo y contra todos, cimentado en las reacciones del equipo en los momentos más complicados de la temporada. 
En la primera vuelta, tras dos pinchazos consecutivos ante Levante y Racing, el Rayo empezaba ganando en el Bernabéu a los 10 segundos, el equipo consiguió rehacerse, no cundió el pánico y se logró la victoria. 
Tras perder el primer Clásico ante el Barcelona en el Bernabéu, el Madrid viajaba a Sevilla con un partido menos que los enfermos de la posesión y empatados a puntos. En uno de los mejores partidos del año se goleó en uno de los campos más difíciles de Primera y se conseguía una ventaja de 3 puntos, que ya nunca se vería reducida. 





En Mallorca el partido se puso cuesta arriba con un gol en contra y fue en los minutos finales cuando los goles de Higuaín y Callejón le dieron la vuelta. 
Poco después llegó la semana de más ensañamiento periodístico contra el Real Madrid que recuerdo, tras la derrota en la ida de los cuartos de final de Copa ante el Barcelona, tras la que se cargaron tintas contra Mourinho y Marca sacaba en su portada aquella discusión entre el entrenador y Ramos e Iker. Con este panorama se presentaba el Athletic en el Bernabéu, y se ponía por delante en la primera parte. Y cuando los críticos, antis y pseudos se relamían, el equipo volvió a mostrar fortaleza y remontó el partido.
Las portadas intentando desestabilizar a los jugadores se sucedían mientras los partidos se seguían ganando y la distancia con el Barcelona alcanzaba los 10 puntos. Fue entonces cuando Guardiola, rey de la humildat y príncipe de los valors hacía su grito desesperado pidiendo un empujoncito diciendo que la Liga era "imposible" y diciendo que sólo habría posibilidades de ganarla si se llegaba con una desventaja "de 3 ó 4 puntos al Clásico del Camp Nou". 






Por arte de magia, los arbitrajes se volvieron hostiles hacia el Madrid y esto, unido a la falta de acierto de cara al gol, propició dos empates consecutivos ante Málaga y Villarreal. La distancia se había reducido en menos de una semana de 10 a 6 puntos, pero los siguientes partidos volvieron a ganarse con solvencia, y en Pamplona, un campo siempre complicado para nuestro equipo, se marcaron 5 goles y se dejó de nuevo a los que nos querían nerviosos con la miel en los labios. 
Después llegaría un nuevo empate, ante el Valencia, con otro arbitraje lamentable, y con sólo 4 puntos de ventaja se llegaba a territorio hostil: el Vicente Calderón. Nueva goleada y nueva reacción en el momento complicado, cuando mediada la segunda parte Falcao lograba el empate a uno.
La distancia de 4 puntos se mantuvo hasta el partido del Camp Nou, Guardiola nos tenía donde quería, pero el planteamiento de Mourinho le superó y el Madrid ganó sin sufrir demasiado, pese al ajustado marcador. Cuando el Barcelona logró el empate a 1, una nueva reacción blanca evitó que los culés se viniesen arriba con un mazazo dos minutos después en forma de gol del que nunca aparece en los momentos importantes: Cristiano Ronaldo. 7 puntos de distancia y Liga sentenciada, ya solo quedaba mejorar los números, unos números que tardarán muchos años en olvidarse.







¿Y la temporada que viene qué? Pues habrá que empezar por los pocos retoques que la plantilla necesita. El primer fichaje se llama Nuri Sahin, que esperemos que el año que viene complemente a un Xabi Alonso que empieza a notar el cansancio y no puede estar tan solo en la labor de creación en el centro del campo. La más que posible marcha de Lass podría suponer la incorporación de otro centrocampista más (Javi Martínez sería el ideal) y un lateral derecho terminaría por compensar y equilibrar la plantilla. Si Higuaín acaba yéndose habría que fichar otro delantero, pero eso está por ver.


Lo que es seguro es que si el verano pasado el madridismo estaba ilusionado, la próxima temporada lo estará aún más, y razones hay para ello. Algunos no entienden que cuanto más nos den por muertos y más nos odien, más fuertes nos hacen. Porque el odio que recibe el Madrid es proporcional a su grandeza.








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