viernes, 27 de abril de 2012

Cicatrices

"Era nuestro, joder, era nuestro". No sé cuantas veces se han repetido estas cinco palabras en mi cabeza desde que aquella tanda de penaltis acabase, una vez más, con el sueño de ganar de nuevo la Copa de Europa. Y esa es la realidad, lo tuvimos a un paso, pero no pudo ser. No pudo ser, no fue, se acabó.

Fue una eliminatoria de detalles, que casi siempre estuvo en la situación que el Bayern quiso y muy igualada en lo futbolístico, una de las más igualadas que recuerdo, pero no en lo mental. Y lo mental cuenta, y mucho. Es en la máxima igualdad donde los alemanes se imponen casi siempre, y es por algo, por eso. 





La vida sigue, la temporada también, y debemos estar orgullosos. La Décima nunca estuvo tan cerca, es verdad. Estos dos últimos años el fútbol nos ha mostrado su lado más cruel y no se ha podido pasar la barrera de las semifinales, pero la sensación que deja esta derrota es distinta a la del pasado año, debe serlo. Se perdió ante un equipo que se mostró, sobre todo, más confiado en lo que hacía que el nuestro, se perdió justamente, en el campo, por fútbol. Las sensaciones el año pasado, lógicamente, no eran esas. Y cuando un equipo muere de pie, la derrota le hace más fuerte.


Hay proyecto, los jugadores son jóvenes, el artífice de esto se queda, al menos, un año más y se están sentando las bases de un equipo que lo tiene todo para hacer historia. 


Y si, Mourinho tiene razón, estamos solos. Pero esta lucha contra lo impuesto, esta romántica lucha contra todo y todos, está haciendo más grande un reto que cuando se consiga nos sabrá a gloria. Mejor que si nos hubiesen pitado ese dudoso penalti sobre Granero y hoy estuviésemos clasificados. Mejor que si el año pasado hubiésemos jugado contra 10 durante toda la segunda parte de la ida porque uno de nuestros jugadores hubiese hecho teatro forzando una injusta expulsión. 


El otro día hablaba de que esta era nuestra oportunidad de volver a ser grandes de nuevo. Al haber perdido podría deducirse que no lo hemos conseguido, y es verdad que nos falta el paso de plantarnos en una final de esta, nuestra jodida competición. Pero aún así el paso al frente dado esta temporada ha sido enorme, las sensaciones siempre fueron de gran equipo y con la madurez que esta derrota otorgará al grupo, la próxima podría y debería ser mejor. Se puede decir que sí, estamos aquí, hemos vuelto.


Esta cicatriz será el cimiento donde se levantará la gloria, esa que nunca debimos olvidar, esa que nos pertenece.


Un equipo que lucha para volver a aquellos tiempos en los que ellos corrían detrás de nosotros, sin alcanzarnos por más que intentasen tirar de nuestra camiseta.


HALA MADRID


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