Cuando se habla de “resultado soñado” en un Clásico, a uno
se le viene a la cabeza una goleada o una remontada espectacular, no se suele
pensar en un 1-2. Lo de ayer fue especial, no fue el resultado soñado, pero sí
la victoria soñada. El triunfo del pragmatismo contra la floritura sin sentido. Casi
nadie apostaba por el Real Madrid, y olvidaban que eso hace fuerte a este equipo.
Ganar al Barcelona con poco más de un 30% de posesión, ver desquiciarse a
Messi, Xavi e Iniesta, ver a Cristiano Ronaldo (el más odiado, el que “no
aparece en los partidos importantes”) decidir el partido… Y todo esto unido a
que el gol 108, el del récord, lo marcase Khedira, jugador muy infravalorado
por la prensa y que ayer volvió a hacer un partidazo. Definitivamente, podría
considerarse la victoria soñada por esa corriente del madridismo que va contra lo que nos quieren imponer, insultada y despreciada día tras
día por los periodistas. La victoria soñada por el “madridismo underground”.
Y me gustaría recrearme en el tema de la posesión y en la
lección táctica del mejor entrenador del mundo, José Mourinho. Porque no es en
rueda de prensa donde tiene que hablar, es en el vestuario, y ayer el
planteamiento fue sencillamente perfecto. Era un planteamiento variable según
el momento del partido, pensado para presionar arriba y atacar sin arriesgar
cuando había empate, y defender sólidamente y buscar algún contragolpe en caso
de ir por delante. Y siempre, cediendo la posesión al Barcelona. Porque en el
fútbol, no todo es posesión, porque hacer un partido perfecto sin balón puede
garantizar la victoria. Y sobre todo, porque sigo pensando que es mucho más
difícil ganar al Barcelona quitándole la posesión en el centro del campo que
achicando espacios y tapando a sus hombres más creativos en la frontal del
área. Si nos fijamos en los disparos a puerta, vemos que el Real Madrid, insisto,
con un 34% de posesión, tiró 6 veces a puerta, por 3 del Barcelona y realizó tan
sólo 3 jugadas de ataque menos que el rival. El Madrid sacó 3 córners más y además ambos equipos perdieron el
mismo número de balones y el equipo de Mourinho recuperó 4 más. Los números
hablan por sí solos. Y una vez más quedó patente que cuando no aparece Messi,
el Barcelona sufre, que la Messidependencia, tan negada en estos años, es
evidente.
Pero no quiero hablar
de ellos, hoy no. Si tuviera que destacar a un jugador del Madrid me costaría
elegir. Partido sensacional de Cristiano (apareció en el momento justo, y
trabajó mucho), Benzema, Özil , Khedira, Ramos, Pepe (por partidos como el de
ayer es por lo que le quieren fuera del Madrid), Arbeloa, Coentrao (cerrando
bocas, tapando a Alves excepcionalmente), Casillas (volviendo a ser el que
debería ser siempre) y Xabi, algo más espeso Di María, y muy bien Granero cuando
entró. Pero lo más importante fue el EQUIPO en su conjunto como bloque, las
ayudas, los ánimos de unos a otros. Si destaco algo, es eso.
Y para que no digan que cuando el Madrid gana no se habla de árbitros, no tengo
problema en hacerlo. No tengo problema en decir que parece un chiste que el
Madrid acabase con más tarjetas que el Barcelona después de que Iniesta se
fuese de rositas por una entrada desproporcionada a Di María que debió ser roja
(y que se esconde en la prensa por aquello de que “nos dio un Mundial” y juega
en el equipo de los valores, supongo), Alves se librase de la tarjeta (¡ni
siquiera recibió una amarilla!) tras agredir a Cristiano y cosiesen a patadas a
Benzema. ¿Y qué dirá la prensa? ¿Es Iniesta un “criminal”? ¿Es Alves un “asesino”?
¿Son indignos de vestir la camiseta del Barcelona? ¿O esos debates sólo
aparecen cuando el autor de la acción es Pepe?
Mourinho empezó su andadura en estos choques con aquella
dolorosa derrota 5-0 hace ya año y
medio. De ese equipo al que tenemos hoy, no hay gran diferencia en
cuanto a nombres, pero sí en cuanto hombres. Y eso se lo debemos a un
entrenador que en el aspecto psicológico es inigualable. La inferioridad
psicológica de los jugadores después de algunas temporadas a la sombra del
eterno rival ha desaparecido. Ha ido desapareciendo lentamente durante estas
dos temporadas y su final fue en el mes de enero, en aquella vuelta de cuartos de final de Copa del
Rey en la que el Real Madrid fue muy superior en el Camp Nou, mereció ganar y
dijo “aquí estoy yo”. Después de aquel partido me acordé de aquel 3-3 en la
temporada 06-07, con Capello de entrenador, en un partido en el que tampoco
apostaban un duro por el Madrid y que supuso el inicio de la remontada y el
empujón psicológico necesario para lograr aquella épica Liga. Este fue un punto
de inflexión en esta temporada, justo después de una semana en la que la prensa
vertió más mierda que nunca sobre el entrenador y los jugadores. Les hizo
fuertes, les hizo confiar, y esta victoria ayudará a fortalecer la confianza del
grupo en sus posibilidades. Siempre he dicho que lo que le faltaba al Madrid para
ganar al Barcelona era creérselo, espero que después de esto lo hagan, tienen
razones para ello. Y la confirmación del derribo de esa barrera psicológica
debe producirse este mismo miércoles,
ganando al Bayern y clasificándonos para una final de Champions 10 años
después.
Es el último muro que nos separa de volver, de volver a ser grandes, de volver a la gloria que tantos años vimos lejos. Es el último muro que nos separa de volver a aquellos tiempos en los que ellos corrían detrás de nosotros, sin alcanzarnos por más que intentasen tirar de nuestra camiseta.
Es el último muro que nos separa de volver, de volver a ser grandes, de volver a la gloria que tantos años vimos lejos. Es el último muro que nos separa de volver a aquellos tiempos en los que ellos corrían detrás de nosotros, sin alcanzarnos por más que intentasen tirar de nuestra camiseta.
HALA MADRID
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